La agricultura es la principal fuente productora de alimentos en nuestro país. Y a la hora de proporcionar los cultivos, el suelo agrícola cumple dos funciones principales: brindar la infraestructura ecológica necesaria para las plantas y alojar los nutrientes necesarios, como así también el entorno adecuado para los sistemas reticulares.
La sostenibilidad del suelo agrícola para los cultivos será prioridad para el éxito de la agricultura, sin un suelo saludable sería difícil conseguir buenos resultados. Por eso para que sea posible obtener resultados exitosos en las cosechas, será necesario invertir a largo plazo en el cuidado y mantenimiento del suelo.
Relación entre el suelo y la agricultura
Como productor, seguramente sabrá, que existen diferentes tipos de suelo en nuestro país y que no siempre sus características son aptas para los cultivos. Un suelo infértil no cuenta con los nutrientes necesarios para el crecimiento saludable de las plantas. Y esto se debe a que el suelo infértil tiene diferente color, textura y propiedades químicas.
¿Pero existe diferencia entre un suelo productivo y uno fértil? El suelo fértil cuenta con materia orgánica, nutrientes y las condiciones aptas para soportar las demandas del cultivo.
De esta manera las plantas obtienen agua y los elementos necesarios para su desarrollo.
En cambio, el productivo preserva sus valores de fertilidad para la actividad agrícola. Por eso se debe mantener en el tiempo una relación óptima entre la planta, el suelo y el agua.
El suelo productivo características y beneficios
En cuanto a la relación entre el suelo y la agricultura, los suelos productivos tienen algunas características que lo definen. Su capacidad regenerativa, su equilibrio de macro y micronutrientes, soporta la demanda de los nutrientes en diferentes cultivos, contiene biodiversidad microbiana, entre otras características.
Como principal beneficio de los suelos productivos está la capacidad de brindar una agricultura sostenible por sus sustratos sanos y adecuados. Como consecuencia estas prácticas requerirán de menos tiempo invertido en fertilizantes y aplicaciones fitosanitarias.
Los suelos productivos, por último, son ideales para rotación, siembra directa o agricultura de precisión.
El suelo fértil características y beneficios
La agricultura y el suelo aquí obtienen otras características. El suelo fértil se diferencia del productivo porque hace eones de tiempo que se encuentra en formación. Esto viene a consecuencia de la degradación de la roca, la interacción de microorganismos y la intervención del clima.
Es rico en minerales, materia orgánica y agua. Posee una adecuada textura por el limo, la arcilla y la arena en proporciones ideales. Permite un desarrollo radicular adecuado, por su profundidad y volumen de materia orgánica. Y se compone como un organismo vivo donde interviene una importante biomasa bacteriana.
En el estudio del suelo agrícola se determinó que entre los principales beneficios que brindan los suelos fértiles, es que estos constituyen los recursos básicos para planificar una campaña. Ya que, establece los requisitos de fertilización óptima, disminuye el número de amenazas para la entrada y desarrollo de los cultivos, brinda cultivos adecuados según su tipología edáfica, y prefigura las labores agrícolas necesarias durante el establecimiento de la campaña.
Estudio del suelo agrícola para tu cultivo
En Argentina se establecieron 8 clases de suelos, determinadas por su capacidad para satisfacer las necesidades agrarias del país. Pero antes de profundizar en esto, explicaremos la importancia del suelo según sus tipos:
- Los rojos o arcillosos de regiones húmedas o templadas permiten la siembra de vegetación arbórea
- Los histosoles, ubicados en zonas de humedales o pantanos, se aprovechan para labores de pastoreo o ganado
- Los vertisoles contienen gran cantidad de arcilla. No son aptos para cultivos pero sirven para la explotación ganadera
- Los molisoles, son los más valiosos del país. Son suelos fértiles de color oscuro y con muy buen drenaje.
Las 8 clases de suelo según su uso
Los 8 tipos de suelo se han clasificado según satisfacen las necesidades agrarias de nuestro país según sus características:
- Generan grandes cantidades de materia orgánica, y son válidos para cualquier tipo de actividad agrícola debido a su versatilidad corresponden a la Clase I
- Suelos ubicados en pendientes, que no soportan excesos de humedad o salinidad. Estos requieren de técnicas específicas para su conservación y pertenecen a la Clase II
- Aquellos agrupados en la Clase III, son suelos poco profundos y la limitación de cultivos es mayor porque requieren más trabajo de conservación. Esto es debido a encontrarse muy expuestos a las condiciones de viento o agua
- Los de esta Clase solo permiten 203 tipos de plantas
- Los de la Clase 5 no son aptos para el cultivo por su alto grado de erosión. Solo se usa para ganadería y forestación
- Son la clase de suelos pedregosos que solo admiten el cultivo de algunas frutas u hortalizas. Para el pastoreo requiere que se le hagan mejoras
- La Clase VII no es aconsejable por sus graves limitaciones. Solo sirve para conservar flora y fauna silvestre
- La última clase son los desérticos no aptos para nada, solo sirven para conservar el medio ambiente.
¿Cuál es la importancia del suelo?
Saber cuál es la importancia del suelo agrícola en los cultivos, contribuye a una buena conservación del mismo. Pero conocer los tipos de suelo no solo tiene importancia desde el punto de vista agronómico, sino por su valor medioambiental.
La salud del suelo puede ayudarnos a mejorar la calidad de las aguas en los ecosistemas agrarios reduciendo el impacto de la escorrentía y la lixiviación.
Además, un correcto manejo de los suelos ayuda a reducir el uso de fertilizantes o productos fitosanitarios, ya que estos podrían alcanzar aguas superficiales o profundas por la erosión y generar el desplazamiento de diferentes sustancias dispersables y solubles.
Llevar un correcto manejo de los suelos agrícolas es fundamental para la seguridad alimentaria y la nutrición. En 50 años de avances tecnológicos, las consecuencias han generado una creciente presión sobre el suelo. Produciendo en muchos casos el agotamiento de los mismos y peligrando de esta manera su capacidad productiva y la posibilidad de satisfacer las demandas de la sociedad a futuro.